Según una encuesta reciente a oficiales de admisión, el 65% piensa que es valido revisar el perfil de los solicitantes en redes sociales para evaluar a los candidatos, y un 36% de los participantes de la encuesta reportó que de hecho si han revisado la presencia de los solicitantes en redes sociales. La misma encuesta reveló que los hallazgos de los oficiales en las redes sociales posiblemente afecta más negativamente que positivamente la imagen de los solicitantes —el 58% dijo que lo que encuentran tiene un impacto negativo sobre los posibles estudiantes.
Las consecuencias de lo que termina publicado en redes sociales—como Facebook, Twitter, TikTok, o Instagram— pueden ser devastadoras. En el 2017, Harvard revocó 10 casos de admisión debido a la preocupación generada al encontrar memes con contenido sexual explicito y discursos que promueven el odio y la violencia. En diciembre del 2020, un video de Snapchat de tres segundos llevo a que un estudiante recién admitido se retirara de la Universidad de Tennessee bajo la presión puesta por los oficiales de admisión. Los estudiantes familiarizados con la plataforma de Snapchat pueden pensar que esta historia es especialmente perturbadora porque esos videos que se publican en Snapchat se supone que desaparecen en segundos. En este caso, el video fue capturado por alguien que vio el video y se lo envió a otros, y eventualmente este video llegó a los miembros de la Universidad de Tennessee años después de haber sido publicado.
Esto es, por supuesto, un ejemplo extremo de las posibles consecuencias de lo que publican en redes sociales. Pero no solamente son las universidades las que están revisando sus perfiles. Por ejemplo, sus escuelas secundarias pueden suspenderlos por acciones que se encontraron en sus redes sociales, y esa suspensión tiene un impacto en la decisión de aceptación de las universidades.
¿Qué deberían hacer entonces? Una regla fundamental es que si no es material para poner en una valla, no deberían publicarlo en redes sociales. Les tenemos una lista de lo que deben y no deben hacer cuando de presencia en internet se trata.
HACER:
Verifiquen su configuración de privacidad: la mayoría de las universidades no van a hacer una investigación exhaustiva sobre todo lo que han publicado en las redes sociales. Un buen primer paso es monitorear la configuración de privacidad para que tengan control sobre quién puede ver sus fotos, etiquetarlos, etc. Pero recuerden que la configuración de privacidad por sí sola no los cubrirá si un tercero decide guardar o volver a publicar contenido de ustedes y de esta manera los oficiales de admisión podrían descubrir información no deseada. En nuestra experiencia, este es el escenario más común: un estudiante toma una captura de pantalla de algo que otro estudiante publicó, lo reenvía y la cadena sigue hasta llegar a los administradores. En otros casos, un estudiante se entera de la actividad que se desarrolla en un supuesto «grupo privado» y lo informa a los oficiales.
Verifiquen la actividad del pasado: es posible que hayan dejado Facebook, pero eso no significa que su presencia allí haya desaparecido. Verifiquen las cuentas antiguas y revisen lo que aún permanece en línea, como los grupos a los que se unieron o los «Me Gusta» que dieron. Deberán eliminar los que den una impresión incorrecta.
Elijan sus fotos con cuidado: verifiquen las fotos que han publicado y las fotos en las que otros los han etiquetado para que se aseguren de que se sentirían cómodos si un oficial de admisiones las viera. Si encuentran algo objetable, elimínenlo o soliciten que se elimine. ¡Esta es una oportunidad para cuidar a sus amigos también!
Búsquense en Google: escriban su propio nombre en Google y verifiquen lo que aparece en las primeras páginas. Es posible que encuentren algunos comentarios antiguos en un blog que prefieran no compartir, o algo que un amigo les haya etiquetado y no quieran su nombre este adjunto. Incluso así no puedan pueden eliminar lo que encuentran, es mejor saber qué cosas hay publicadas sobre ustedes.
NO HACER:
Publicar fotos comprometedoras: para usar otro regla cliché de Internet, si no se lo mostrarías a tu abuela, ¡no lo publiques! Desafortunadamente, vale la pena repetir que no deben publicar fotos de ustedes mismo en diversas etapas de desnudez o involucrados en actividades ilegales. Las drogas, el alcohol y la desnudez no deben aparecer en ninguna foto que publiquen o que publiquen tus amigos. Tengan cuidado con las fotos que otros les están tomando, e incluso independientemente de las fotos no escriban sobre ningún comportamiento que no quieran que un oficial de admisiones conociera.
Publicar alertas emocionales: sí sienten una fuerte emoción negativa, en ese momento den un paso atrás, respiren y reflexionen, en lugar de escribir algo hostil en las redes sociales. Publicar en un estado de ira, depresión o frustración a menudo puede empeorar la situación, y si publican en el calor del momento, es posible que digan algo de lo que se arrepientan. Si sienten estas cosas, desahóguense con una llamada telefónica o un mensaje de texto con amigos y familiares que puedan ayudar.
Publicar contenido que incite al odio: las universidades quieren ver que van a ser una fuerza positiva en la comunidad de su campus. Eso no significa solo ser amigable; significa estar abierto a nuevas ideas y promover la inclusión. Los comentarios de odio, especialmente hacia grupos de personas, serán motivo de gran preocupación. No publiquen nada que pueda interpretarse como racista, sexista o incluso políticamente polarizado. Recuerden también que el hecho de que crean que algo es «gracioso» no significa que lo sea o que no pueda interpretarse de otra manera.
La cantidad de funcionarios de admisiones que revisan los perfiles está aumentando y es una tendencia que probablemente continuará. La conclusión es que deben pensar en su presencia en las redes sociales. No publiquen de forma impulsiva y recuerden que nada es realmente privado o temporal una vez que está en línea.
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