Por CHARLOTTE ALTER y JULIA LULL
Noviembre 14, 2014 (TIME) — Padres de familia: tomen asiento antes de leer esto. Jóvenes: respiren profundo. ¿Ustedes saben sobre ese ensayo universitario inusual, que han elaborado con mucho cuidado, que lo han profundizado y trabajado personalmente, ese que siguen puliendo? Pues bien, puede que no haga ninguna diferencia para sus posibilidades de admisión universitaria.
El sociólogo de Stanford Mitchell Stevens gasto 18 meses integrado con los oficiales de admisiones en una universidad sin mencionarla de artes liberales de primer nivel y descubrió que, incluso en los casos en que los estudiantes estaban dentro del rango admisible en términos de puntajes y calificaciones, los oficiales rara vez consideraban los ensayos personales como un factor decisivo. Escribió sobre su experiencia para The New Republic, y esta es la parte más interesante:
Incluso en estos casos intermedios, los ensayos personales rara vez recibieron la atención de los oficiales de admisiones. Simplemente, había demasiados archivos para considerar en un período de tiempo demasiado corto y muchos otros factores de evaluación que importaban mucho más. ¿Qué posibilidades había de que un solicitante aceptara nuestra oferta de admisión? ¿Habíamos aceptado ya a alguien de su remoto código postal? ¿Había recibido el solicitante algún respaldo especial de un ex alumno de la universidad o un miembro de la facultad? ¿Alguien en la oficina le debía un favor al consejero vocacional del solicitante? Esas son las preguntas que se debaten antes de que se llegue a una decisión final. Pero durante los cientos de deliberaciones en las que me senté durante dos ciclos de admisión, literalmente nunca escuché una decisión tomada solamente sobre la base de un ensayo personal.
¿Las buenas noticias? Tres ex oficiales de admisión me dijeron que, contrario a las observaciones de Steven, los oficiales leen cada uno de los ensayos que llegan a sus escritorios. “Nosotros definitivamente leemos los ensayos”, dice Joie Jager-Hyman, presidente de College Prep 360 y ex oficial de admisiones en la Universidad de Dartmouth. “Uno no hace ese tipo de trabajo si no disfruta de leer ensayos. Son divertidos.” Elizabeth Heaton, directora senior de consejería en educación en una firma de consultoría en admisiones, College Coach, y ex oficial de admisiones en la Universidad de Pennsylvania, dice que ella tomaba notas de cada una de las piezas escritas que los estudiantes enviaban, says she took notes on every single piece of writing a student submitted, abogara por ellos o no.
¿Las malas noticias? Sin importar que tan bella sea tu prosa, no te admitirán en una universidad tan solo con basarse en la fortaleza de tu ensayo. “Nadie nunca a entrado a la universidad porque haya escrito un gran ensayo”, dice Heaton. “Puedes no ser admitido si escribes uno realmente malo”.
De hecho, ni la misma Joan Didion podría entrar a una universidad con sus habilidades de escritura si tiene unos puntajes y calificaciones mediocres. Los oficiales me dijeron que a veces si miran los ensayos para verificar las debilidades de una solicitud (por ejemplo, que un año de malas calificaciones coincida con una enfermedad), pero ellos dicen que este tipo de información es usualmente mejor guardada en la sección de la aplicación donde se pide “información adicional”.
Algunos oficiales recuerdan momentos donde se conmovieron de tal manera con un ensayo que abogaron por el estudiante para que fuera admitido a pesar de las debilidades de su solicitud, pero ninguno recuerda algún momento en que esta estrategia haya funcionado. “Hubo un par de incidentes en donde yo realmente quería darle admisión a un estudiante y hice la recomendación en que siguieran adelante con este estudiante porque su escritura y sus cualidades a nivel personal eran muy interesantes, pero no tuve éxito,” dice Shoshana Krieger, consejera en Expert Admissions quién anteriormente trabajo en la oficina de admisiones de la Universidad de Chicago y en la Universidad de Trinity University en San Antonio, TX. “Hay ciertos casos en donde sí el estudiante esta muy alejado académicamente, esto simplemente no va a hacer ninguna diferencia”.
“Nunca vi que un ensayo fenomenal compensara todo lo demás” acordó Heaton . “En estos días, simplemente hay muy poco margen de maniobra para lograr jugar con esa carta”. También dice que se ve sospechoso cuando un joven con calificaciones y puntajes mediocres entrega un ensayo espectacular, y levanta sospechas de que el estudiante tal vez no escribió él mismo este ensayo.
Luego en su pieza, Steven dice que el ensayo universitario puede ser más una salida psicológica que un activo práctico en el proceso de solicitud de la universidad, ya que es una de las únicas cosas que todavía está bajo el control del solicitante durante el otoño de su último año (la mayoría de sus expedientes académicos y calificaciones ya están en el pasado de ellos). Joie Jager-Hyman dijo que estaba de acuerdo con esa evaluación. “Hay mucha ansiedad en este momento en el aire”, dijo. “Es el requisito sobre lo que sienten que tienen poder”. También señaló que centrarse en el ensayo podría ayudar a los jóvenes a convertirse en mejores escritores a largo plazo, incluso si este no necesariamente les ayude o no en sus oportunidades de admisión a la universidad, y “eso no es del todo malo”.
Entonces, incluso sabiendo que todas las revisiones y minucias del ensayo universitario pueden no ayudar a sus hijos a ingresar a la universidad, es casi seguro que lo convertirán en un mejor escritor. Así que no guarden todavía ese bolígrafo rojo de corrección.
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